Festival Internacional JAZZMADRID
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James Carter Organ Trío © Julian Von Schumann

James Carter Organ Trío

Conciertos oficiales En colaboración con el Festival de Jazz de Zaragoza

J 16 Nov
Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Sala Guirau · 20.00 h · Cómo llegar
  • Movilidad reducida
  • Bucle magnético

En Detroit nació y creció James Carter hace cincuenta y cuatro años. Este multisaxofonista hizo un debut espectacular cuando, en la primavera de 1988, fue invitado por Lester Bowie para tocar en su banda en el Instituto de Artes de aquella ciudad. En el otoño de ese mismo año, ya formaba Carter en el quinteto de aquel añorado trompetista del Art Ensemble of Chicago.

Llegó un par de años más tarde el momento de instalarse en Nueva York, y, desde entonces, hay gozoso consenso en reconocerle un predicamento como intérprete y compositor próximo a la excelencia. Carter, además de disponer de un conocimiento exhaustivo de la tradición jazzística, tiene una asombrosa facilidad de ataque melódico y no hay rincón sonoro por el que no se atreva a penetrar. Con sus homenajes a Billie Holiday, Django Reinhardt o Eric Dolphy, y sus relecturas de Lester Young, Bennie Moten y Coltrane, se ganó hace mucho una merecida fama internacional que le he permitido acceder a la galería de los elegidos, donde se ha instalado definitivamente.

Dotes jamás le faltaron; la sonoridad fulgurante de su fraseo, sus intervenciones vivaces e inteligentes, ya llamaron la atención hace un cuarto de siglo de una afición muy inquieta que le sigue incondicionalmente en cualquier aventura que acomete. Fue entonces cuando vino a nuestro país por vez primera, haciendo evidente, sobre la escena del festival de jazz de San Sebastián, que, si alguna posibilidad de renovación podía darse en el saxofonismo contemporáneo, la tenía él entre los dedos. Transcurre el tiempo y se comprueba, proyecto tras proyecto, que aquella predicción no pudo sestar más acertada.

El Organ Trio con el que ahora nos visita, lleva aparejado un reparto instrumental de campanillas. El baterista Alex White disfruta luciendo una compleja arquitectura rítmica para su acompañamiento, que permite que sus compañeros liberen sus impulsos a los caprichos de su sensibilidad. Y hay recursos constantes también en el intérprete de órgano Hammond B3, Gerard Gibbs, todos de mucha eficacia técnica. Viéndole y oyéndole modelar la explosiva rítmica del funk es imposible no pensar que se trata de un músico que merece ser observado más de cerca, posiblemente en un concierto para él solo.

Con este grupo, James Carter está sonando mejor que nunca. Desde su aparición en escena, podrá ser escuchado como un grito de afirmación del jazz como arte de lo no presumible. Con él, la gran música de hace cincuenta o sesenta años puede estar más viva que éxitos populares de hace quince. Y tanto Carter como sus compañeros saben ensanchar el espacio musical hasta el territorio del funk más contundente.

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